Melifluo

[Volver al índice de obras]

Recuerdos que me torturan, más aquel día, fue especial, gotas cayendo sobre mis hombros saltando inocentemente entre charcos de agua provocados por la lluvia. Mi sonrisa no era fingida, todos eran buenos recuerdos hasta ese entonces, recuerdo divertirme y reír sin preocupaciones, algo normal a los 5 años, debió ser así por algún tiempo más… solo eso pedía, un poco más, que costaba un poco más ¿Cuándo fue que todo eso cambio?
Mi madre me llamo, obedecí, vi el bulto en su espalda, pero como siempre, ella solamente me sonrió, aunque sus ojos reflejaran dolor, ella solo sonrió. En mis recuerdos de infancia, en ningún momento recuerdo alguna estructura decente de llamarse casa, pero para mí ahora aquella estructura era la mejor cosa del mundo ¿Por qué? Porque en aquel pequeño espacio, cubierto por una pequeña calamina que funcionaba de techo, cabía una cama, una cama que mi madre había comprado con mucho esfuerzo, no era muy grande, pero ahí podía dormir abrazado a mi madre, mi ángel, en ese pequeño espacio podía dormir calentito después de trabajar con mi madre un largo día.
—Mami ¿Cuándo veré a papá? —pregunté inocentemente, varias veces le preguntaba aquello a mi madre, más nunca la miraba a los ojos al preguntarle aquello.
Ya fuera por distracción o por no darle importancia en mi mente inocente, más recuerdo que aquel día, mire a mi madre, y vi como una lagrima recorría su rostro, aquel día no supe el porqué de su llanto, desearía haberlo sabido, porque después no pude preguntarle. Lagrimas recorrían mi rostro, mi manos temblaban, no quería separarme de ella, anhele su tacto por última vez, solo una vez más, pero nunca más lo volvería a sentir, ella se había ido, ella ya no estaría para abrazarme en las noches, no más, me despedí de ella, pero entre mi llanto pude distinguir una mano rozar con mi hombro en un intento de darme algún mínimo consuelo sin éxito alguno, mas al voltear fui recibido por una frívola mirada, sentí mi cuerpo temblar de terror ante aquella presencia, sabía quién era pero creí que no todo podía estar tan mal, ahora me rio de haber pensado eso en aquel momento, cuan equivocado estaba, aunque acepto que una mínima parte de mi sintió paz al saber que por fin estaría con mi padre, aquel efímero momento no duro más de 5 segundos, aquel sentimiento de paz en mi vida solo lo sentiría con mi madre, mas nunca lo volví a sentir desde su partida, perdóname madre, te lo ruego, tu hijo cometerá el peor error de su vida, pero sentirá paz de nuevo, perdóname madre querida, pero no puedo más con esto.
***
Aquel era otro de esos días en los que mi cuerpo parecía estar muerto en vida, las ojeras marcaban mis ojos, mi delgado cuerpo se sentía desfallecer, mi cabeza estallaba en dolor y comenzaba a marearme, mas eso a él no le importo, como si fuera el ritual cada vez que regresaba borracho, mi cuerpo se preparó para recibir aquella humillación, lo vi acercarse, mi cuerpo no tenía fuerzas para luchar contra aquel monstruo, se limitó a estremecerse al hacer contacto con sus manos, sabía lo que venía, lo vi sacarse el cinturón y bajar el cierre de su pantalón, agradezco al cielo que la falta de comida y el exceso de cansancio hayan terminado por desmayarme minutos después de sentir su sucio tacto contra el mío, pero sería igual que las otras veces, mis ojos secos de tanto llorar, mis manos heridas, mi cuerpo desfalleciendo, debí tomar esta decisión aquel día, debí hacerlo…
***
Llevaba horas sentado en el suelo viendo la ventana, sentía un alivio, él se fue, no por mucho, pero por primera vez desde la muerte de mi ángel llevaba 3 días seguidos comiendo, aquello era el cielo para mi estómago, y una alegría para mi ser, todo parecía tan tranquilo, mas mis oídos aquel día fueron cautivados por una pequeña melodía, la combinación de acordes parecía una obra hecha por los mismos ángeles, mis pies se movieron por si solos en busca del origen de aquel melifluo, aquella sensación que invadió mi cuerpo era algo inefable, por primera vez después de años, volví a sentir aquel sentimiento olvidado, mis ojos se cerraron por inercia, me limite a disfrutar mientras mis pies se dirigían por si solos, sonreí al escuchar el sonido con más claridad, pero al abrir mis ojos, aun no sé cómo describir aquella sensación, nuestras miradas chocaron, sentí aquella extraña sensación en mi estómago, aquello que sentía al ver al monstruo, pero esta vez era diferente, en cierto modo se sentía… ¿mágico?, no supe en que momento me perdí en sus ojos, pero aunque nuestras miradas seguían unidas, sus manos en ningún momento dejaron de moverse según al compás, me sonrió, sentí mi rostro arder, más hice caso omiso a aquella extraña sensación, la vi acercarse, más mis sentidos parecían a ver desaparecido de un momento a otro, perdí el control de mi cuerpo, sin saber que hacer me quede inmóvil en mi sitio.
—¿Quieres? —la escuche preguntarme extendiéndome un extraño objeto con un hueco y cuerdas en él, trate de imitarla pero me salió mal, la vi sonreír, y por inercia sonreí también, ojalá todo hubiera continuado así, aquella tarde de abril permanece en mi memoria como un vivo recuerdo, el sonido inundando mis oídos, mi cuerpo deseando seguir aquel compas, mis ojos cerrados,  aquel era mi sentimiento anhelado, junto a ella, aquel era mi hogar, pero hubiera querido que aquellos meses a su lado duraran un poco más, porque con ella aun presente yo jamás hubiera pensado de nuevo en esto, con ella aun presente, mi alma y cuerpo hubiera podido resistir un poco más, solo por ella, ella quien libero mis demonios y me libero de mis pesadillas, ella, quien se había vuelto mi vida solamente por enseñarme su mundo, el mundo de la música, porque con ella aún viva, yo jamás hubiera vuelto a pensar en hacer esto.
***
Mis dedos dejaron de moverse al finalizar la melodía, una sonrisa en su rostro, era hermosa, me felicito por mi progreso mientras yo rogaba por escucharla a ella, hizo caso a mi petición, vi sus dedos posicionarse, sus ojos cerrarse, y me dediqué a prestar la mayor atención posible para guardar en mi memoria aquel momento, si aquella chica no era la diosa de la música, mínimo debía ser el ángel que dirigía el coro de ángeles a cargo de entonar los más bellos melifluos del paraíso.
Recuerdo aquel día en especial, al escuchar una bella melodía jamás antes apreciada por mis oídos, un sonido inigualable, su voz, la concentración era clara en su rostro, sus ojos cerrados y la emoción en su voz me hicieron sentir incluso a mí la pasión con la que cantaba aquella bella melodía, logre perderme en su voz, mis ojos también se cerraron mientras mi alma parecía desconectarse de mi cuerpo y llevarme a otra dimensión, más me perdí aún más al prestar más atención a la letra entonada por su voz “en plena oscuridad, tu mirada no deja de perseguirme, mi corazón afligido, no parece importarte, alejaste a mi ángel de mi lado para atormentarme ¿Por qué me persigues?, lagrimas inundan mis ojos al sentir tu mirada, mis manos tiemblan al sentir tu cercanía, mi ángel ¿Dónde estás? ¿Por qué me abandonaste? Necesito recordar el calor entre tus brazos, necesito tu voz alentándome a seguir, porque madre mía yo ya no puedo con esto, su voz me atormenta, en susurros me destruye, su toque no se siente como el tuyo, lo siento repugnante, clavando mi ser con odio, en sus brazos no encuentro calor como en los tuyos, sus labios recorren mi cuerpo sin el menor pudor, mi voz no sale, quiero gritar, quiero esconderme, quiero defenderme, pero su cuerpo me aprisiona, no quiero más esto, mi ángel por favor dime si ya puedo dejar de luchar, no quiero más esto” de sus ojos lagrimas salían sin cesar, en ese momento no supe que hacer, mi cuerpo inerte, incapaz como siempre —esa canción… ¿es tuya?— me sentí estúpido al preguntar tal cosa, pero nada más salía de mi boca, asintió, intente limpiar sus lágrimas con mis mangas pero vi como más y más salían por ellas.
—¿Qué significa? —me sentí tan intrigado por el significado por aquella melodía, parecía hecha para mí, mi historia, mi pesadilla, mi corazón se oprimió al sentirse identificado, pero no le diría aquello— mi madre murió hace unos años… mi padre apareció de la nada diciendo que él era quien me cuidaría a partir de ese día, él…él me violo… —lágrimas salían sin permiso de sus ojos, me sorprendí al ver lo similar de mi historia con la suya, pero me contuve a llorar, ella no tenía por qué saber eso— desapareció hace 2 años y un poco más, dijo que tenía que encargarse de alguien más, poco después encontré esta guitarra por obra del destino, y conocí este mundo, aquí puedo expresar mis emociones por medio de la música, nadie me reprime, y la mayoría de mis canciones son para mi madre, ella fue mi ángel, ella era todo lo que tenía, ella es todo lo que tengo- su sonrisa ilumino el lugar, pero tan repentinamente como apareció, desapareció, una sombra detrás mío pareció atormentarla, escuche su voz, esa voz que me atormento por meses, la llamo “su hija” ¿Por qué?, me tomo del cabello obligándome a mirarlo, la misma mirada frívola se posó en mí, pero esta vez una sonrisa burlona la acompañaba, su voz salía con sorna y sus manos intentaron tocarla, no pude resistir, lo pateé, pero tal vez no fue bueno, porque no pude defenderla de lo que paso después, él me boto contra la pared, mi cabeza comenzó a dar vueltas, vi cómo se acercaba a ella, la oí rogar, lo vi tomarla del cabello, lo vi acercar su rostro a su cuello, vi sus lágrimas caer por sus ojos, vi sus manos moverse con desesperación, vi sus piernas ser retenidas por él, mientras la tocaba suciamente, pero lo último que vi, fue su rostro mirarme, estaba pidiéndome ayuda, y yo no pude hacer nada, aquella fue la última vez que la vi… viva… el monstruo la mato y yo no pude hacer nada
***
Un mes Su recuerdo sigue vivo en mi memoria, ella ya no está más, y esta vez es mi culpa, ella ya no estará para enseñarme para hacer magia con los dedos, ella ya no está para cuidarme, me pregunto… ¿que hice para que todo a quien quiero muera? Dos meses Desde aquel día no he podido volver a tocar su guitarra, al colocar mi mano en ella, los recuerdos me carcomen, mi corazón se acelera, y mis manos tiemblan, como la extraño, en las noches escucho su voz, susurrándome que me vaya, en las noches viene y me abraza, en las mañanas me da un beso de buenos días, yo la veo, el monstruo me llama loco, yo lo ignoro, ellas están aquí, ella está conmigo, ella no se ha ido, pero a veces mi madre la llama y le dice que vayan a jugar con los ángeles, que es muy pegada a mí, ellas se sonríen, me miran y se van, cada una me da un beso en la frente, ellas están conmigo, ellas siguen conmigo. Tres meses Les dije que quería salir con ellas, me dijeron que ahora ellas eran mágicas, pero solo yo las podía ver, le gente me mira raro, pero es por envidia, porque yo las puedo ver y ellos no, porque yo puedo apreciar su belleza y ellos no, el monstruo me llama “enfermo” me encierra en un armario y luego me saca cuando “me necesita”, pero ellas me desmayan antes de ver lo que pasara, despierto desnudo y frio, pero ellas me abrazan y me calientan, mi madre duerme conmigo mientras ella nos mira, pero hoy intente tocarla yo, y mi mano la atravesó, ¿por qué no puedo tocarlas? Quiero volver a sentirlas, hoy el calor de su abrazo se convirtió en frio, ellas desaparecieron, no entiendo esto. Cuatro meses Ya no me abrazan, ya no están aquí, ya no las veo. Cinco meses Hoy me corté con un hacha tratando de salir del armario, sentí sus dedos tocarme, sentí a mi madre curarme, quiero sentirlas de nuevo Seis meses Solo las siento cuando el dolor me consume, varias veces las sentí sanarme, pero ahora igual desaparecen, intente cortarme, sangre, había mucha sangre, pero ellas no aparecieron ¿qué debo hacer ahora? Quiero sentirlas de nuevo. Seis meses y cuatro días El monstruo dijo que ya no le sirvo, eso es bueno ¿no?, ahora estoy mirando el cielo, todo esta tan bonito, vi a alguien lanzarse de un edificio alto, ¿Por qué?, luego tenía el rostro igual que ella, sangre recorrió su cuerpo, ellas aparecen cuando hay sangre, mucha sangre. Seis meses y cinco días Robe su guitarra, el monstruo intento pegarme, pero corrí mucho, recordé su última canción la melodía retumba en mis oídos, las estrellas parecen contentas, brillan intensamente hoy, me pregunto si ustedes estarán con ellas, tienen su mismo brillo. Seis meses y diez días Hoy tuve una gran idea, si ellas aparecen cuando hay mucha sangre, vi cómo podía hacer eso, ¡es increíble! Ellas seguro están sonriendo ahora, seguro mi madre me ve ansiando mi llegada, seguro ellas están abrazadas gritando que por fin iré con ellas. Presente El aire frio se hizo sentir golpeando mi rostro, mis brazos libres, mis ojos cerrados mientras el recuerdo de aquella melodía retumbaba en mi mente, mi corazón pareció encontrar paz, mi cuerpo caía libremente desde lo más alto de aquella estructura, aquellos recuerdos pasaron por mi mente, como si trataran de retenerme, trate de buscar algo para no irme aun, pero ellas me esperaban, como impacientarlas, no, ellas me querían ahí, intente abrir los ojos, gente alrededor, varias lloraban, ¿Por qué lloran? ¿Es la emoción? Alguien que les diga que no se preocupen, yo también estoy emocionado, por fin, por fin sentiré sus brazos rodearme de nuevo, por fin dormiré abrazado a mi madre, por fin ella me enseñara más magia con los dedos, por fin sentiré su calor de nuevo, alguien que les diga que no lloren, no deben llorar por felicidad, porque si no yo también lo hare y no quiero que ellas me vean con los ojos rojos, no, tengo que sonreír para ellas.
***
Ellas aparecen cuando hay mucha sangre, hubo mucha sangre, pero ellas no aparecieron, intenté abrir mis ojos, no pude, todo seguía negro ¿Dónde están? ¿Ellas no están aquí? Recuerdo el melifluo de su voz, recuerdo el calor de sus brazos, pero en eso quedo, en un recuerdo, porque aquel día, no las vi, no estaban ahí ¿Dónde más tendría que buscar?, aunque en mi mente siempre estuvo tu voz, hoy desapareció por completo aquel melifluo.

Seudónimo: Colette Narv