[Volver al índice de obras]
Seudónimo: Mermadara
En mi corazón había antes
una oquedad irregular
esa imperfección denotaba
tu ausencia a grandes rasgos.
El tiempo de particular monotonía
y los días de habitual noluntad
le daban a mi vida
matices de naturaleza trivial.
Descubrirte fue un hecho singular
de obrajes subrepticios
e inevitable fortuna
indescriptible causalidad
e imperturbable certeza.
Mi corazón espera tu llegada
y tu demora es responsable
de sus desmedidos lamentos,
pero al verte en el umbral
la tristeza y la melancolía
quedan relegadas en un rincón.
Mientras veo que la distancia entre nosotros disminuye
quedó sumido en tu mirada.
Eres perfecta.
Hermosa como flor al descubierto,
suave de rostro sublime,
linda como cielo constelado
y delicada de movimientos acompasados.
Tus ojos como estrellas rutilantes
emanan paz y alegría,
pero al momento del viaje
dejan dolor en la partida.
Ahora que te tengo
doy cuenta de la felicidad que me embarga,
la realidad quizá utópica
de fantasía inefable.
Verte me complace tanto
los días y recuerdos de aspecto mustio
se desvanecen con tu presencia
tu forma de ser
como me atrae como me fascina.
Contemplarte me complace tanto
cuando de repente nuestras miradas convergen
y te aproximas dulcemente,
la expresión en tu mirada
es entre risas y llantos
la muestra de tu encanto.
En lo hondo de la noche
me cuesta trabajo encontrarte,
pero guiado por la necesidad,
el recuerdo prospera
y me hallo de nuevo en tarea de buscarte.
Si por momentos sientes dudas
del afecto que te pueda dar,
ven acércate a mí, olvida
el mundo si es preciso
y lleguemos hasta los linderos que separan
lo efímero de lo perpetuo
dándole a este amor significado sempiterno.
Sí, aunque kilómetros distanciados
sin poder vernos
el viento se pondrá de nuestro lado
llevando los recados de mi abatido corazón.
Si, aunque años separados sin poder reunirnos
el tiempo se pondrá de nuestro lado
convirtiendo la prolongada espera
en días de reducida duración.
Si, aunque mundos alejados
Sin poder encontrarnos
Los cielos se pondrán de nuestro lado
Enviando en cada estrella
Los vestigios de nuestro infinito amor.
Seudónimo: Mermadara