Nuestra despedida

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Llorar en la almohada 
donde durmió mi alegría; 
donde ahogué cada sueño 
 apagando mis locuras 
que tus labios dejaron en mí; 
ya no nacen  nuevas ilusiones 
para el amor, confundido. 

Cuando te vas, 
se me hace eterna la despedida, sin tu risa; 
las aves, refuerzan el silencio 
de los latidos de nuestro corazón,
de los ruidos silenciosos que se van. 
Se queda el universo vacío 
llueven en mis ojos lágrimas de dolor,
formando un charco de excesiva pena. 

Cuando te vas, no hay prisa... 
 el tiempo se detiene lentamente
y apuro el paso
de una canción que suena en mi interior. 

Cuando te vas, soy niño 
y se van, tras de ti, todas mis sueños.
Mis anhelos de corazón de niño.

Seudónimo: El libertador