YA TE SUPERÉ
—¡Qué tontería!
SÍ, así es, tenía un enojo, que hasta yo mismo me odiaba por las cosas que me pasaban.
Vivía junto a mis abuelos, ya que fui abandonado por mis padres, pero mis abuelos tampoco eran muy amables conmigo, al parecer yo era el empleado de casa, ya que tenía que cuidar de mis abuelos. Un día quería escaparme pero siempre me preguntaba: ¿Qué es lo que haría yo solo? jamás pude encontrar una respuesta ya que tenía solo 7 años, y es que ni iba al colegio.
Un día me fui a jugar con algunos amigos del barrio, pero al regresar a casa miré a mi abuelo esperándome con un palo, no sabía que iba a hacer, hasta que mi abuelo se percató que llegaba y se acercó y me dio un fuerte palazo en mi espalda.
—¿Dónde andabas mocoso? –gritó fuertemente.
—¿Pero por qué me pegas? –le contesté adolorido por el palazo que me había metido en toda la espalda.
No hizo más que sujetarme de mi camiseta y llevarme arrastrándome hasta adentro. Me sorprendía mucho que mis vecinos miraran lo que mi abuelo me estaba haciendo, pero solo miraban y no hacían nada más.
Mi abuelo era una persona muy orgullosa, y mi abuela era muy callada, aunque mi abuela se encontraba en estado de coma, ya que estaba delicada de salud y solo eran días de que deje este mundo.
Pasaron ya 2 años y tengo 9 años, y aún sigo soportando todos los caprichos de mi abuelo.
Cada noche recuerdo que me la pasaba llorando, ya que no estaba cómodo en cómo me trataba mi abuelo. No sabía escribir ni tampoco leer bien, nunca fui al colegio.
Parecía que era un prisionero que estaba encerrado en una cárcel, es que no salía a la calle, ya que si lo hacía sabía que mi abuelo me iba a pegar como lo hizo cuando tenía 7 años y me salí a jugar con algunos amigos del barrio.
Ya pasaron varios años y ya tengo 15 años, ya aprendí a leer y escribir por unos libros y revistas que encontré escondidos en su armario de mi abuelo, fue algo arriesgado entrar a su cuarto, pero eso ya pasó. Un día mientras realizaba las tareas de casa que era limpiar, ordenar el cuarto de mi abuelo, hasta incluso cocinar, no sabía cocinar pero aprendí poco a poco después que mi abuela falleció, y lo aprendí mediante cada rechazo que mi abuelo me hacía, ya que me tiraba la comida en la cara porque no sabía cocinar.
Mientras limpiaba las cosas de la casa, mi abuelo entró y me exclamó:
—¿Dónde están mis galletas?
—Yo no sé nada –le contesté ya con enojos.
Se retiró mi abuelo con ganas de pegarme.
—Maldito viejo —me decía yo mismo en la mente.
Un día me armé de valor y decidí ir a su cuarto porque no podía más seguir aguantando más todo esto, quería progresar y no hacer el de sirviente, pues yo también tenía sueños.
—Estoy cansado de ser tu sirviente –entré enojado.
—¡Mocoso tú ni sirves para ser sirviente! –exclamó fuertemente.
—Maldito viejo, te aguanté demasiado pero pondré fin a esto, no soy un nieto que toda la vida te tiene que soportar –le contesté soltando algunas lágrimas.
—¡Anda lárgate, a ver como vives si eres un tonto que no sabe hacer nada! –me contestó fuertemente.
Salí llorando porque prácticamente a pesar del odio que le tenía, siempre me preocupaba, habrá sido un patán, un abusivo y muchas cosas más, pero era mi abuelo, pero no era también justo que me quedara a su lado porque él no era una buena persona, mi abuelo no conocía lo que era amar.
Hoy soy mayor de edad, ingresé a la universidad a los 25 años, era muy tarde; pero tarde o temprano tenía que cumplir mis metas que tenía en mente.
Nunca olvidaré los problemas que tuve de pequeño, aquel día en donde ese “abuelo” se quedó solo, y sí, no fue fácil sobrevivir en la calle solo, pasé muchas cosas cuando me fui de casa, tuve que soportar otras cosas más aparte del dolor que ya tuve de mi abuelo, como lo fueron robos, violaciones, discriminación y más peor aún fue el de trabajar en una cantina como mozo con personas de mal vivir, pues fue el único trabajo que pude conseguir para poder obtener dinero para mis estudios, y sobre todo para el de conseguir algo de comer y de vestir, ya que mi ropa estaba muy trasnochada.
Pensé que iba a traumarme o algo así, pues pasé muchas cosas y miré tantas cosas de la sociedad, pero hoy soy un profesional y dejé de lado lo que fue mi vida pasada con todos los problemas que pasé, y hoy puedo decir que lo superé.
Seudónimo: Clerus