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LA DESPEDIDA DE UNA MADRE
Se está despidiendo una madre triste y enferma,
igual que los héroes que luchan hasta el final
y encuentran la muerte, igual esta madre luchó hasta el final.
Y los días transcurren y llegará el lecho de su muerte
y dejará a sus hijos tristes y mudos de la impresión;
porque su madre se va al más allá.
Solo su humildad y su nobleza luchadora
dejará en herencia a sus hijos
y el Dios justo juez le recompensará en la eternidad.
Madre triste y alegre, que cosa no hiciste por nuestro sustento.
Tostada por la canícula del verano abrazador
y herida por el frío de nuestra pobreza,
quisiera ser solvente de esta deferencia,
levarte de las manos a la cumbre más alta.
Allí donde el águila vive su felicidad
de una ilusión eterna.
Madre no me dejes, espera un instante de tu vida
para siempre declamarte, estos pequeños versos
que salen de mi alma para tu corazón herido.
Si las líneas de esta poesía te ponen triste, perdóname madre mía.
Es en mi delirio de esas frías lluvias
que estremecen a mi pobre
y ciego amor que llora por ti.
Madre amada, cuanto quisiera que no me dejes
¡Que será de mí?
Si tú eres la luz en mi oscuridad,
tú eres el agua viva que calma mi sed,
tú eres mi esperanza que sigo soñando,
tú eres mi madre que me ha cobijado en tu vientre
y me has cuidado pacientemente.
Cuantas noches sin dormir velabas por mí,
dejadme ser agradecido, déjame que mi corazón llore por ti
y mi alma grite en silencio a tus oídos, te amo,
madre pura, por mí te hiciste caminos de espinas y alegrías.
Cuantas veces te hice llorar Perdonadme sinceramente
si te marchas a esa eternidad, mis días han terminado
la alegría se marchará y sobrevivirte con tus recuerdos
cada lluvia serán tuyas que calmen mi sed a este sediento
la lluvia de tus lágrimas calmará su sed.
Gracias madre por hacerme suspirar y hacerme poeta.
Dejadme que estas líneas también calmen tu sed.
Serás mi eterno calor que abrigue mi triste soledad,
solo el aullido de mi penar
me harán compañía, a este errante sin destino a este gitano
sin tierra que lo cobije ni nación que lo reciba.
Si este es mi sufrir llevadme madre mía a tu lado quiero estar.
Susurrándote a tus oídos que soy tu hijo que has soñado,
madre tú eres mi delirio, tú eres la miel que endulza mi vida.
Madre de alegre mirada y serena, corazón de paloma
y manos de ángel siempre abrázame con tus recuerdos,
para tratar de seguir inspirándome en ti madre amada.
Si las líneas de esta poesía nuevamente te hacen llorar,
perdonadme madre mía, yo solo quería
alegrarte para yo ser feliz a lado tuyo.
Si las lágrimas de esta poesía lloran por ti
Perdonadme madre mía, yo soy tu hijo
el que llora por ti cada instante de esta mi poca vida.
(Sanchez Cuela Basilio)
I.E. Pio XII - CIRCA