La presencia de fe en Ispacas

[Volver al índice de obras]

Esta historia comienza una mañana, con un sol radiante en donde tres Ispaqueños mineros se dirigían desde el pueblo de Ispacas con destino a Chaucalla hacia los relavaderos de dicho valle.
Estos jóvenes cuando estuvieron pasando por el pueblo de Canahua exactamente en el sector de wallwaquinray, tuvieron hambre y se sentaron todos juntos a comer su fiambre; ya cuando terminaron de degustar su comida, tuvieron que retomar la ruta a dicho destino, pero como ellos estuvieron largo rato allí y sabían que aún les faltaba mucho para llegar al destino, con mucha pereza alzaron sus mochilas y emprendieron la caminata; cuando de pronto vieron a una señorita montado en un burrito, de tal manera que los jóvenes se apuraron para alcanzarla, ya cuando se encontraron cerca de ella  los jóvenes se quedaron asombrados y no pudieron hablar ni decir nada por ello la señorita les pregunto a donde se dirigían; ellos con una sensación de miedo y vergüenza respondieron al cabo de dos minutos, en donde dicen a la señorita que su destino era llegar a los re lavaderos del valle de Chaucalla, en eso vio que los jóvenes tenían una mochila con mucho peso; la señorita les ofrece compañía y ayuda para poder llevar las mochilas en las alforjas del burrito e incluso les dice que aseguren bien con la cabuya que había en dicha alforja ,seguidamente continuaron la ruta todos contentos porque estaban aliviados del peso de sus mochilas, ya cuando estaban cerca al valle de Quiñaca (este lugar se encuentra cerca de Chaucalla) la señorita decide quedarse allí por lo tanto le pide a los jóvenes que saquen sus mochilas; pero ellos no quisieron que la señorita se quede allí por ello le ofrecieron que llegue al valle de Chaucalla donde era su destino de los jóvenes.
La señorita se encapricho y les pide que a los jóvenes, que no se preocupen por ella que estaría bien; convencido los jóvenes retomaron su ruta lo poco que les faltaba, en eso que avanzaban deciden ver donde era el destino de la señorita así que voltean a verla pero se dan con la sorpresa que ya no estaba, ellos asustados regresaron a ver que la paso así que la buscaron pero ningún rastro encontraron ni de ella ni de su dichoso burrito. Asustados ellos con intriga y temor caminaron a su destino; ya cuando llego la noche   los jóvenes se acostaron a dormir en su campamento.
Fue esa noche en que la señorita se le apareció en su sueño de uno de los jóvenes donde allí le dice que se llama Asunta y que le page por la ayuda brindada a él y a sus amigos; en la segunda noche de la misma manera, la señorita se le apareció en sueños al otro joven pidiéndole que le paguen por la bondad que tuvo con todos ellos.
Ya cuando amaneció uno  de los jóvenes decide contar su sueño a sus amigos y se da con la sorpresa que su otro amigo también tuvo el mismo sueño; ellos no tomaron importancia a dicho sueño así que se dedicaron a trabajar toda esa semana en donde obtuvieron bastante oro como arte de magia así que deciden regresar a su pueblo de Ispacas con dicho oro, pues como ellos no le pagaron a la señorita al día siguiente después de llegar a Ispacas fallecen dos de los tres amigos, entonces el único joven que quedaba en vida decide ir en busca de ayuda para que pueda pagar a la señorita que les ayudo voluntariamente.
Fue así como llego hasta un poblador de Ispacas que tenía chacras en el pueblo de Canahua para poder relatar lo que había vivido toda esa semana pues también conto que una señorita llamada Asunta se le apareció cuando se dirigían a Chaucalla  y que también  les acompaño en su ruta; en  sus sueños se les presento a  él y a sus amigos. El poblador le respondió con emoción y seguridad al joven.
—Estoy seguro que se trata de una virgen quien les ayudó a llegar a su destino y conseguir con facilidad el oro por eso necesito que me diga el lugar donde se encontraron con la divina señorita Asunta.
El joven sin duda llevo al poblador al lugar donde se encontraron; ya cuando estuvieron allí, vieron su retrato de la señorita  montada en su burrito tallada en una piedra, pues dicha señorita era la virgen Asunta.
Ya convencido el poblador dio a conocer a todo el pueblo el origen de una nueva Madre llamada Asunta por ello la comunidad de Ispacas le festeja cada primero de octubre a dicha virgencita.
Desde ese entonces el joven tuvo bastante fe en la virgen Asunta y hasta el día de hoy va dar algunas oraciones de corazón; así ella le sigue haciendo milagros.
Seudónimo: Thalia