Faltas ortográficas

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Sin querer generar polémica
con un tema ligado al descuido
por la ortografía yo se los pido
escribamos de forma académica,
no se trata de una falsa prédica
los errores del desprevenido 
son como quien produce ruido
y requiere de atención médica.

- Hermes Varillas Labrador (Poemas Potosinos)

Uno
Claramente sé la importancia de una perfecta ortografía. Y sé que mi forma de hablar se asemeja demasiado a mi escritura. Es obvio.
Pero tal vez, no siempre haya sido así.
Y aquello, se lo debo a mi corrector personal.
Por cierto, si lees esto, espero que no te moleste el que esté dejando salir a la luz nuestras notas secretas, ¡Me costó demasiado encontrarlas! Además, no le veo nada de malo, quiero presumir que tengo un diccionario personalizado solo para mí. Ya sabes, como todo un jactancioso.
Todo comenzó una mañana de aquellas semanas en las que ya había una cuenta esperada para el baile de promoción y en ese momento, yo esperaba irme a vacaciones; no llevaba conmigo una razón para ir a esa festividad; todas las chicas estaban ya con pareja, y pues, creo que tenía una teoría para ello, ¿A las señoritas le agradan los poemas? ¿Las cartas? Si es así, déjenme decirles que me quedaría ese año solo, otra vez.
Al terminar la pesada clase de literatura (en ese tiempo, me la pasaba conversando e incluso molestando a los demás) abrí mi casillero y de allí salió un pequeño papel que contenía una letra muy legible; lo abrí dudando, y vi que era DEMASIADO ordenado que era así su forma de escribir.
En ese trozo decía lo siguiente:

Dios santo, aprende a escribir.
-D.

Me quedé impactado tratando de buscar alguna pista sobre quien había escrito aquel pequeño texto. ¿Lo conocía? ¿Cómo sabía que mi ortografía era mala? ¿Quién era?
Todas las preguntas se me subieron a la cabeza, para que unos minutos después me venga una idea a la mente.
¿Y si yo le demuestro lo contrario? Es decir, no tenía la mejor ortografía, pero…pues, ¿Si era una chica? ¡Tenía una oportunidad, al parecer!
Arranqué una hoja de mi cuaderno y agarré un lapicero para poner lo siguiente:

De que estas havlando?
Explicate
-A

     Lo dejé en mi casillero mientras vigilaba que nadie me mirara. Obviamente, lo deje entreabierto.
Tal vez, es una buena forma de romper el hielo.
Dos

     Terminaba yo la última clase del día cuando me acerque hacia mi casilla; igual como el día anterior, una nota cayó sobre mis pies.
*Hablado, *Explícate
Tu ortografía es tan mala, que me pone los nervios de punta.
¿Has leído alguna vez en tu vida?
-E.

     ¿Si había leído? ¡Claro que sí! Si las revistas cuentan, claro.
Totalmente enojado me puse a escribir su respuesta adentro de mí casillero.

¡Claro que si! No entiendo a que quieres llegar.
Me estas viendo la cara de tonto?
-A.
Totalmente sorprendido y a la vez furioso entrecerré la puerta y me dirigí hacia la salida.
Me había equivocado. De seguro ni siquiera era una chica, si no, uno de esos populares inteligentísimos que me quieren dejar en ridículo, y que, por mi inocencia lo están logrando.
Volví a mi casillero, dejando otra nota.

Da igual, solo…
Quién eres?
-A.

Esta vez, sí me fui a casa con la esperanza que aquella persona me dijera quién diablos era, y que quería de mí.
Lamentablemente, el siguiente día mi esperanza se cayó en picada.

Tres
Sí, un poco.
Mi nombre…realmente no tiene importancia.
Solo quiero enseñarte a escribir bien, eso es todo.
-E.

“Quiero enseñarte a escribir bien” Esa es… ¿Su forma de coquetear? Raro, muy raro.
No conseguí su nombre pero, tenía algo en mente que estaba seguro que no iba a fallar. Me quedaría hasta tarde para ver quién es el que me deja esas notas y ponerlo en ridículo. Un buen plan.
Bien, pero, eres ¿Profesora o profesor?
-A.

Estaba seguro que llevaba un rostro de victoria y felicidad que parecería un asesino en serie. Mi grupo de amigos en el receso me lo dejó muy claro.
—¿A quién acabas de asesinar, Abel? —comentó Mary mientras se sentaba al lado mío— Tienes la cara de un asesino en serie, ¿qué ocurre?
—Estoy…a punto de lograr un cometido, la palabra asesinar suena muy corta —respondí y note como tragaba saliva y me miraba temerosamente.
—Okey…creo que me iré ahora mismo ¿sí? —se levantó temerosamente y se fue poco a poco.
La adrenalina que sentía recorría por mis entrañas, poniéndome más nervioso. Me escondí atrás de una pared dando cada minuto una mirada rápida.
El tiempo pasaba y pasaba, hasta que decidí marcharme de allí; claramente con odio total a todo.
Mientras avanzaba un chico alto con unas gafas enormes choco contra mí y solo se quedó callado y siguió su camino; le di una mirada y me fui.

Cuatro
Llegué al instituto y lo primero que hice fue abrir mi casilla y de ella salieron tres notas. El primero decía lo siguiente:
Buen intento.
-E.
Me quedé en shock por unos momentos, ¿Él me había visto? ¿Cómo?

De seguro ya sabes quién soy.
-E.

No tenía ni la más remota idea de quién era aquella persona misteriosa que, me eligió a mí para meterme en un sinfín de ideas y cosas raras.
Ah no, creo que no, eres muy tonto.
-E.

Pues, sí, era demasiado tonto para no darme cuenta de quién era. ¿Y si era aquel chico que me cruce ayer? Bueno, había varias razones por la que si era; me lo encontré demasiado tarde, y…
Bueno, raramente me siento un poco mal, esperaba a una chica que al parecer no existía.
Esperen… ¿¡Desde cuando me importaba aquella celebración?! ¿¡Qué estaba ocurriendo?!
Comencé a sentirme nervioso por el hecho que solo unas pequeñas notas me cambiaron totalmente, mi cabeza empezó a doler. ¡Y solo con un pequeño cambio en el destino!
No tenía ganas de nada, así que tan solo lo cerré y lo dejé sin ninguna nota para leer. Lamentablemente.

Cinco
Bien, no me has enviado ninguna nota en estos días y no se el porqué.
Tal vez ya sea hora de demostrarte quien soy.
-E.
Cerré con mala gana el casillero después de leer el mensaje y sacar mis libros de historia. Claro, no le había hablado en toda la semana y tenía mis razones; e incluso, el día del baile se acercaba demasiado rápido, y quería solamente salir de aquella cárcel y viajar hacia un país lejano sin dar una mirada atrás.
Cuando di media vuelta un brazo agarró mi hombro volteándolo de forma rápida quedándome mirando al mismo chico que choqué la vez pasada. Lo que me faltaba…
Pero, estaba equivocado, alargo su mano que tenía una nota y me la dejo en mi mano. Decía:
Es Emma, chico listo.
-Daniel.
Al levantar la mirada aquel “Daniel” se había esfumado totalmente de forma sospechosa; aunque, en ese momento no le presté importancia.
     ¿Emma? ¿Emma había tramado todo esto? Pero, ¡ella era mi amiga! Si quería invitarme solo lo tenía que decir.
—Emma…demasiados fanfics has leído…
—No era eso —Su voz bajita se escuchaba atrás de mí— Yo…realmente pienso que tu ortografía da pena ajena, lo siento.
Nos reímos los dos al unísono, para después, obligarle a Emma a que limpiara todas las notas que dejo en mi casilla.
El día del baile,  terminé mis clases de ortografía junto a la mejor profesora que haya existido. Le debo unas grandes gracias.

Seudónimo: Flyn