Pasillos de terror

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Glenn se sintió avergonzado mientras caminaba por un pasillo silencioso. Era su primer día trabajando en aquel hospital y se había perdido. Él era médico. Le habían enseñado las salas principales, pero en algún momento había doblado donde no era y ahora parecía estar lejos de todo. “Cuanto espacio”, pensaba mientras seguía por un pasillo donde solo él caminaba “Este lugar es más grande de lo que pensaba. Con más recursos se podría atender a mucha más gente, a mucha más. ¿Pero qué tan grande es esto?”. Era de noche, y las pocas ventanas altas y muy separadas entre sí que había en el lugar estaban oscuras. La iluminación tampoco era mucha. Intentaba orientarse imaginando la parte conocida, y creyó ir rumbo a ella; mas al doblar en otro corredor este se encontraba a oscuras. Giró sobre sus talones, fastidiado, y cuando volvía sobre sus pasos notó que ahora todo estaba más oscuro. “Luces viejas”, pensó tratando de buscarle una explicación. “Luces viejas que se están por apagar, ¡maldición!”. Empezó a trotar y después a correr. Ya no le importaba que alguna enfermera o un colega lo vieran en esa situación. Tenía que escapar de aquella oscuridad, porque estaba a punto de sentir terror, el verdadero terror. Y la cosa no mejoró, empeoró cuando se apagaron todas las luces. La desesperación casi le ganó y por poco no se echó a correr, no lo hizo porque algo le decía que eso solo empeoraría las cosas aumentando su miedo. Estiró los brazos y cuando tanteó la pared siguió recostado a ella. Sus ojos se adaptaron a la oscuridad, o entraba algo de luz por las ventanas, porque empezó a distinguir los ángulos del pasillo. Ya veía hasta las puertas que había a ambos lados cuando advirtió que una de ellas se abrió lentamente. Todas las puertas se abrieron y empezó a salir gente de ellas. Eran siluetas claras que se movían lentamente, encorvadas algunas, arrastrando una pierna otras, con los brazos colgando a los lados. Glenn retrocedió, solo para descubrir que atrás también se movían esas figuras. El movimiento que él hizo pareció alertar a los que se movían allí, y la vez volteó y enderezaron rumbo a él. Quedó inmóvil de terror. Cuando alguna de las figuras podía alcanzarlo con solo estirar un brazo, se detuvieron y giraron la cabeza como buscando. Ya no lo notaban. Empezaron a pasar al lado suyo, como si él fuera completamente invisible. Cuando no tuvo a ninguno muy cerca se empezó a mover lentamente. Esto no alertó a nadie. Glenn pensó que era porque se movía igual que ellos. Si seguía así, confundiéndose con el resto, podría salir a donde hubiera gente y... ¿Pero qué eran aquellas figuras, fantasmas? Al pensarlo comprendió que pasaba y eso lo arrancó de aquella situación tan terrorífica. Despertó justo a tiempo, estaba de guardia y requerían su atención. La pesadilla lo turbó por un buen rato, pero después se concentró en su trabajo y se sacó aquello de la mente. Pero desde ese primer día, cuando circulaba solo por un pasillo, aunque fuera un tramo corto, sentía la misma sensación que experimentó cuando aquellas siluetas fantasmagóricas voltearon hacia él.

Seudónimo: Riuk