La pesadilla que no quiso desaparecer

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Naturalmente las personas solemos soñar, a veces no recordamos lo que soñamos y en ocasiones sí. Esto se divide en dos partes:
Los sueños, que son los normales, soñamos cosas bonitas y creativas que lo provoca nuestra cabeza.
Las pesadillas, en cambio es todo lo contrario, son sueños que llegan a ser muy pesados para las personas. Algunas personas en las pesadillas recuerdan cosas de su pasado malas o talvez solo imaginan cosas.
Incluso hay casos raros en que personas mueren en una pesadilla.
Pero… ¿Qué sucedería si un sueño no quiere desaparecer? ¿Qué pasaría si el sueño decide mantenerse vivo? ¡Pero no cualquier sueño! ¡Una pesadilla! Esa pesadilla se quedaría grabada en la cabeza de la persona que lo soñó.
¡Muchas aventuras! En una pesadilla ¡Muchos traumas!
¿Deseas escuchar por lo que paso esta persona?
En un reino muy lejano en una época distinta, demasiado distinta a la nuestra, existía un rey, arrogante y envidioso, era conocido como el rey Tobirama. Todo para él era el poder, se creía demasiado solo por tener una gran suma de dinero entre sus manos y porque tenía muchos soldados buenos a su cargo pero como todos sabemos “El poder nunca dura para siempre”. Algún día ese rey pagaría con su vida todo sus cometidos y digamos que su arrogancia no iba a durar mucho cuando el diablo poso sus ojos en él.
Una guerra se hacía presente no muy lejos de su reino, el combate comenzaba y sus soldados no soportaban mucho por la falta de entrenamiento que habían tenido últimamente.
La noche se hacía presente todo el día habían estado luchando entre ellos tanto que el final de esta guerra se presenciaba y digamos que la suerte no estaba de lado del arrogante Tobirama. Se encontraba con una espada entre sus manos detrás de una enorme roca. Rogaba para que no lo encontraran. Estaban en plena guerra por recuperar una parte del territorio que habían perdido hace un largo tiempo.
—Están locos si creen que me rendiré —pensó mientras cerraba por un momento sus ojos tratando de controlarse.
Los cuerpos sin vida se encontraban cerca de él. Pobres… habían dado su vida por defender a su líder. Y el líder… no dio ni su vida por ellos.
—Son tan…
Iba a seguir dando maldiciones en su cabeza pero al escuchar un estruendo demasiado fuerte se sobresaltó y apretó su agarre sosteniendo su espada.
—¿Dónde está ese maldito? —si supieran que solo se encontraba a unos pasos su presa —¡Sal de ahí cobarde! ¡Perdiste!
—¿Cobarde? —susurró para sí mismo frunciendo el ceño— mal nacido… haré que te tragues tus palabras… solo espera a que encuentra la solución de salir aquí… me recuperare lo más rápido que pueda y te cortare la garganta frente a todo tu reino —pensó.
—¡No eres más que un maldito! ¡Entregasteis vidas inocentes! —el rey del otro bando hablo. Sabía que su rival se encontraba cerca.
Vidas inocentes… ¡No eran más que estorbos para el! Si no servían para defenderlo ¡Entonces no servían para nada!
—¡Te mataremos! ¡Ten lo por seguro! —gritó con fuerza uno de ellos— ¡Búsquenlo por todos lados!
Si claro, como si pudieran encontrar al gran Tobirama. Nadie le daría muerte ¡Ni siquiera el diablo lo haría!
—Hola —saludo alegremente.
—¿Que? —se quedó callado de golpe al ver algo enfrente de él, parecía un hombre pero este era negro completamente negro y con ojos amarillentos— ¿Qué diablos eres? ¿Y qué haces aquí? ¡Estamos en una guerra no deberías estar aquí!
—Pfff…. ¿Así no es como se saludan ustedes? Creo que me equivoque de dimensión —el hombre se quedó estupefacto sin poder creer lo que estaban ante sus ojos— ¡Hey! ¿Por qué me miras tanto?
—¡¿Qué….Que eres?!
—¿Es enserio? Bueno… las personas siempre me lo preguntan muy a menudo… pero… ¿Quién soy? No lo sé puedo ser muchas cosas ante tus ojos.
—¡Déjate de juegos!
—¿Mh? —sintió como el rey de cabello blanco lo tomo de los hombros.
—¡Si si lo que sea! ¡Sera mejor que te largues de aquí o me mataran y luego te mataran a ti!— dijo el alvino.
—¿Matarme? ¡Eh vivido más de 100 mil años, niño! —miró la expresión de sorpresa del hombre y lo único que pudo hacer es reír.
—¿De qué te ríes? ¡Dime!
—La estupidez humana no deja de sorprenderme. ¡Es tan chistoso! ¡Ni siquiera me conocen a mí! ¡Ni siquiera me recuerdan!
—¡Nunca te vi en mi vida!
—¡Claro que sí! ¡Soy un sueño!... bueno… una pesadilla.
—¿Estas…? ¡Eso es mentira! ¡Estás mintiendo! —se defendió el joven— ¡Deja de mentir y ya lárgate que me encontraran!
—Ah… este escenario ya me canso ¿Qué te parece si lo cambiamos?
En un abrir y cerrar de ojos el escenario cambio, ahora estaban entre un pasillo largo donde afuera de ese pasillo habían personas transitando como si fuera algo normal ¡Cuando estaban en una guerra! O eso pensaba el alvino.
—¿Cómo?
—Puedo cambiar todo lo que yo quiera ahora, ¡tú! —lo señaló— Tú fuiste elegido por mi padre por ende debes de encontrar a Alicia.
—¿Alicia? —levantó su ceja— ¡No conozco a ninguna Alicia!
—Tú eres Alicia. Te debes encontrar a ti mismo.
—¡Eso no tiene sentido!
—Lo que sueñas no tiene sentido niño tonto —lo empujó con fuerza haciendo que caiga de espaldas al suelo— Ahora te dejo… buena suerte en tu búsqueda.
—¡No espera! —sin poder terminar de hablar, el “sueño” ya se había ido— ¿Alicia? ¿Encontrarme a mí mismo? ¡No entiendo nada!
Decidió salir e ir en buscada de el mismo aunque lo que esa cosa negra decía nunca tuvo sentido ni aunque lo vea de la manera más obvia posible.
Cuando salió del callejón pudo apreciar más las cosas de su alrededor, las personas caminaban apresuradas y los niños jugaban con una pelota. Uno de esos niños. Que parecían de 7 años. Se le acercó y comenzó a tirar de su pantalón tratando de tomar su atención cosa que para la suerte del niño funcionó.
—¡Hey amigo! ¡¿Quieres jugar?! —el rey negó rápidamente.
—No gracias, estoy ocupado buscando a alguien —el niño bajó su rostro y cuando se iba a ir, el mayor lo detuvo— ¡Hey espera!
—¿Qué sucede señor? —paró en medio de la calle.
—¿Conoces a una tal Alicia?
La pregunta hizo que el niño lo mirara extrañado.
—Necesito volver a mi época… no puedo quedarme aquí tengo un reino que gobernar… y no puedo irme sin buscar a Alicia.
—Alicia —el niño sonrió de una manera que hizo temblar a Tobirama— De echo…Sí sí la conozco.
—¿Así? ¡Dime donde esta!
—Alicia… ¡Ella está en todos lados! ¡Tú eres Alicia! ¡Es la persona que nunca morirá! —sus carcajadas comenzaron haciéndose más fuertes— ¡Tú eres Alicia! ¡Eres Alicia! —lo dijo casi cantando— Alicia morirá ¡Está teñida de un color carmesí!
El rey se asustó demasiado por el comportamiento del niño y comenzó a correr entre las personas empujándolas de un lado a otro. Tobirama paro en medio de la calle, y la lluvia comenzó a caer con fuerza. El bajo la cabeza mientras la lluvia lo empapaba.
Sus hombros comenzaron a moverse de arriba hacia abajo, burlándose en voz baja mientras pronunciaba cosas sin sentido.
—Yo… Soy …. Alicia —su risa comenzó a hacerse más fuerte— ¡Soy Alicia! ¡Quien se tiño de color carmesí!
La lluvia comenzó a hacerse más fuerte.
—Y yo que pensaba que sería la persona correcta…. ah… que pena —susurro la pesadilla mientras miraba desde lo más alto.
Tobirama sujeto su espada y mientras gritaba ser Alicia comenzó a apuñalar a las personas a su alrededor. No importaba si eran personas buenas o malas ¡Lo importante aquí era que él era Alicia!
—¡Yo! —giró su rostro hacia atrás mirando a la cosa negra— ¡Aléjate de mí! —dejó caer su espada mirando a la vez su armadura que estaba llena de sangre inocente.
—Respeta más a tu pesadilla ¡Ahora! ¡Perdiste el juego! ¡Yo gane!
—¿Qué…?
—Al parecer ningún humano lo entenderá, soy tu pesadilla… la pesadilla que olvidaste… donde ocurría lo mismo que aquí… me olvidaste… y yo ahora te olvidare a ti.
—¡No ,espera! —sus suplicas callaron con tan solo ver como la escena se cambiaba a una negra completa.
—Te quedaras callado ¿Esta Bien? Me parece un poco tonto perdonar tu vida cuando tú no tuviste piedad al mandar a tus guerreros a la muerte.
—¡Perdón! ¡Cambiare lo prometo!
—Tus palabras son falsas, demasiado falsas como para tener una pisca de verdad. Eres buen actor más yo soy el líder de esto, yo juzgo tu obedeces en tu castigo.
—No te lo pido, mi madre está enferma y yo.
—¿Me vez con cara de que es una broma? ¡No es una broma! ¡Tú mataste a tu madre por solo obtener el poder completo del reino! ¡No me trates de ver la cara!
—Agh ¡Podemos hacer un trato!
Chasqueo la lengua molesto por la actitud del rey que tan solo lo único que le quedo fue encerrarlo en una jaula. El rey, sorprendido por la decisión de aquella cosa que se hacía llamar “pesadilla”.
—No eras Alicia, creo que yo me equivoque aquí —miró al suelo desilusionado de sí mismo por no saber diferenciar a la verdadera Alicia— Moriste... Alicia nunca muere.
—¡No estoy muerto!
—Sí, sí lo estás.
Sin escuchar los gritos de piedad del rey giro sobre sus talones y cambio el escenario a una casa donde habían unas velas que alumbraban el lugar y unas repisas donde encima de esas habían muchos muñecos, las anteriores Alicias que fracasaron.
—Mmm… nunca cumplí mi misión —pero se quedó callado como si estuviera pensando algo— ¡Espera!... ¡Tú eres Alicia!! —miró hacia arriba— ¡Sí! ¡Tú eres la Alicia! ¡Tú nunca morirás! Eres inmortal…. ¿Por qué no lo pensé antes?  —una risilla se escuchó por toda la habitación. Tranquila Alicia… iré por mas humanos para ti ¡Ya vuelvo!
Las pesadillas al igual que los sueños son olvídalos, nunca los volvemos a soñar y se quedan al fondo del baúl.
Seudónimo: Hikari