El jaguar y el zorro

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Fuimos caminando por los 7 toldos con toda mi familia camino al Santuario de Chapí, en eso me dio ganas de jugar, me solté de la mano de mi papá para correr detrás de mi hermano mayor Carlitos, cuando me dí un susto enorme acompañado de un dolor en la palma de mis manos y mis rodillitas, es lo que sentí al caer en las duras piedras por un tropiezo mío, no pude levantarme, en eso papá Jaguar corrió a recogerme porque lloraba demasiado, por suerte no me hice mucho daño.  Luego seguíamos caminando y me volví a soltar de la mano de papá Jaguar, yo aún quería ir a jugar con la pelota de mi hermano mayor. Estábamos jugando cuando  mi hermano de pronto pateó la pelota y sin darse cuenta esta cayó en  la sequía, fue difícil recuperarla debido a que había mucha gente y mis padres nos prohibieron alejarnos demasiado, tristemente no podimos recuperarla.
Pasaron casi 60 años y el papá Jaguar se convirtió en un ser muy malo con todos los animales, ¿por qué?, nadie lo sabía, solía caminar por la plaza de Cayma para comer adobo y ver jugar a los niños después de misa. Cuando un día sorprendiendo a todos los vecinos del barrio decide organizar toda la fiesta de aniversario de Cayma, incluyendo los preparativos para traer a la mamita de Chapí a visitar y quedarse unos días con el pueblo, pues el señor Jaguar era uno de los hacendados más acaudalados de la zona, nadie sospechaba que este tenía un plan para que todos los animales se fueran a otro lugar y nunca regresen como venganza de lo que le hicieron a su familia.
Entonces  el tigre pensó y dijo:
—¿Qué hago para que se vayan lejos?, ¡ya se!, crearé un portal debajo de la alfombra para que no se den cuenta, ¡Claro, eso haré!
El jaguar estaba esperando ansioso en su casa pensando la forma de vengarse por la pérdida de su familia, hasta que llegaron los animales, pero el zorro como era muy astuto presentía algo malo empezó a observar al jaguar, a ver que hacía, dándose cuenta que el tigre con mucha cautela quería presionar un botón, que estaba al costado de la puerta de la cocina. El zorro se acercó silenciosamente rodeando la sala ubicándose detrás del jaguar logrando escuchar la murmuración maléfica de este:
—Por fin se irán por el portal y nunca más los volveré a ver, mi familia será vengada, presionando este botón con una risa sarcástica.
 El zorro al escucharlo le dijo:
—Alto, espera, de qué hablas, pensé que nos considerabas tus amigos, de qué venganza quieres cobrar, veo que me equivoqué pensé que tu maldad era solo dureza por estar siempre solo, voy  a avisar a todos lo que planeas.
En eso el Jaguar lo alcanzó y le dijo:
—El portal no es para ti, es para los demás así los dos viviríamos sin ellos, sin bulla, sin ruido, sin la presumida de la ardilla y el llorón del hipopótamo,  piensa que todo el valle sería para nosotros.
Y el zorro  le contestó:
—¿Dónde quedó la amistad de años?, nuestra infancia, mis padres crecieron contigo y nosotros crecimos viéndote a ti, estuvimos en las buenas y en las malas, no juzgamos tus enojos ni maldades, te teníamos cierto cariño por la soledad que pasabas, y ahora quieres vengarte de ellos ¡Qué mal amigo! Estás loco.
—¡Loco yo, eso no! Ustedes son los locos que no respetan la naturaleza y diferencia animal, ustedes que mataron a toda mi familia por temor a que algún día  nos comiéramos a sus cachorros  y domináramos toda la zona del valle, ustedes que nos juzgaron y condenaron sin prueba alguna.
El Jaguar  lo agarró, lo empujo y empezaron a pelear, el zorro trató de escapar, pero el jaguar era muy fuerte, no podía escapar de él, la lucha era silenciosa para no prevenir a los otros animales.  Por fin el zorro al no rendirse logró escapar cojeando, llegó donde sus amigos y les dijo que esta fiesta era una trampa y que escaparan, pero fue demasiado tarde porque  sin darse cuenta el jaguar presionó el botón y el portal se abrió, empezó a absorber a todos, ellos trataron de escapar pero fue demasiado tarde.
El zorro le dijo:
—¿Por qué haces eso?, recapacita…
—Antes de conocerlos yo vivía feliz en las faldas del Miste —con tristeza el tigre contestó— donde habían muchos animales que maltrataban a todos los jaguares, hasta incluso llegaron a matar a mis padres, fue tan doloroso para mí,  llegué a escapar de ese lugar con mi familia pero me nos atraparon, no tuve remedio y me lancé con toda mi familia al Río Chilina, lamentablemente yo sobreviví y juré vengarme de todos los animales. Aquí me tienes los conocí a ustedes, se portaron muy bien conmigo pero yo los veía crecer con resentimiento, lo que sus  padres  hicieron los hijos pagarán, por eso es mi venganza.
 El zorro se quedó sorprendido y le dijó:
—Lo que hicieron esos animales estuvo mal, pero de qué sirve la venganza tú crees que así recuperarás a tus padres y a tu familia, claro que no, ellos ya murieron te cuidan desde el cielo y se sienten felices de que tengas unos amigos buenos como nosotros que han dado apoyo cuando tú más lo necesitabas, somos como tus hermanos, no como nuestros padres, entonces el Jaguar sintiendo un remordimiento miró la imagen de la Virgencita de Chapí y recordó a sus pequeños jugando en el camino a 7 toldos, comprendió que no podía hacer daño a los que son inocentes, se puso a llorar, apago la máquina y los abrazo tan fuerte diciéndoles gracias, se limpió las lágrimas y regreso a las faldas del Misti.
Todos los animales regresaron al valle y querían maltratar al jaguar, pero el zorro les dijo:
—Basta ustedes no saben lo que ha pasado con él, nuestros antepasados maltrataron mucho a los jaguares y por ello le debemos una disculpa.
Entonces los animales pidieron una disculpa al jaguar prometiendo cuidar su habita y de compañía tendrá a las vicuñas quienes se ofrecieron acompañarlo por siempre.
Finalmente el jaguar sintió una paz  en su corazón, abrazó al zorro y a los demás animales, se hicieron buenos amigos y vivieron felices para siempre.
Seudónimo: Lesiel